Cochinita pibil, la joya yucateca

La cochinita pibil es uno de los platillos más populares de México. Específicamente de Mérida, Yucatán, donde aun se conservan muchas tradiciones culinarias prehispánicas.

 Un poco de historia

 La cochinita pibil que conocemos hoy, fue resultado de la evolución de la comida tras la conquista española, pero sus orígenes se remontan a mucho antes en la historia. Los antiguos mayas descubrieron y dominaron la técnica de preparar alimentos enterrados en un hueco en el suelo. Este hueco es conocido como “pib” que se traduce como horno de tierra. 

Este plato prehispánico lo preparaban los mayas con carne de faisán, jabalí o venado y se cocinaba para Hanal Pixán, que es el día en que las almas de los difuntos visitan a sus familiares. Esto sucede del 31 de octubre al 2 de noviembre, precisamente, las mismas fechas en que México celebra el Día de Muertos. 

La cochinita pibil, junto a otros platos típicos de la Península de Yucatán, acompañan las ofrendas que se hacen a los difuntos para que puedan degustarlas en su día. 

tacos de cochinita pibil

Cuando los españoles llegaron a México, trajeron carne de puerco y fue como unir dos piezas de un rompecabezas perfecto. En esa época nació la cochinita pibil tal como la conocemos hoy. La puedes encontrar en todo el país, ordenarla en la comida a domicilio cerca de mi ubicación actual, peor si quieres disfrutar de la autentica cochinita necesitas probarla en  Yucatán o Quintana Roo, estados donde la cultura maya domina hasta la fecha.

¿Cómo se prepara cochinita pibil? 

La receta indica que necesitamos pierna de cerdo, lomo de cerdo, hojas de plátano, achiote, jugo de naranja y sal. A partir de este punto, se vuelve un poco complicado. Cada empresa y familia lo prepara de manera diferente y asegura que su manera es la correcta.

Unos dicen que le hace falta orégano, otros que la pimienta blanca es el camino a seguir, unos cuantos que el chile guajillo es necesario, y así hasta el infinito.

La única verdad es que todos están muy sabrosos y, precisamente, en la variedad de recetas, es donde encontramos la belleza de este plato.